LIBRO MANUSCRITO DE LAS ORDENANZAS DE 1776 DEL PUEBLO DE SANTA MARIA DEL MONTE

Para todos aquellos que seguro que como yo no habéis visto una de las mayores joyas, en cuanto a libros tiene nuestro pueblo de Santa María del Condado. A través de la Asociación Cultural San Pelayo se está llevando a cabo la digitalización de gran parte de los documentos de nuestra historia.

Aquí os dejamos las primeras páginas de este manuscrito de 1776 y la traducción de dicha parte del libro que en su momento realizó Ruth Behar. Iremos publicando durante los próximos días el resto del libro.

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Para el que no quiera leer el original, esta es la traducción de estas 4 páginas.

ORDENANZAS
de Santa María del Monte
Año de 1776

Ordenanzas de costumbres para este lugar de Stª. María del Monte hechas siendo Regidores, Gómez de Torices y Benito González.
En el nombre de la SS. Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres Personas distintas y un solo Dios verdadero, y de nuestra Patrona la Virgen María Madre de Dios y Ntrª. Señora, cuyos auxilios imploramos para acertar a deponer y gobernar este nuestro libro de Ordenanzas , siendo todo para la mayor honra y gloria de Dios, nuestro señor, bien de nuestras almas y buen gobierno para este nuestro pueblo: Amen.

Acuerdo

En el lugar de Stª. María del Monte a tres días del mes de febrero de este presente año de mil setecientos setenta y seis, estando en noble concejo juntos a son de campana tañida y en él todos los vecinos de que se compone, que son los siguientes: Benito González y Francisco Gómez de Torices, Regidores actuales, José de Castro, Miguel García, Juan Antonio Rodríguez, Juan de Mirantes, Vicente García, Pedro Ferreras, Isidro de las Salas, Juan de Ferreras, Fernando de Aller, José Rodríguez, José González, Esteban de las Salas, Alonso Díez, Alonso Ferreras, Santos de Aller, Tomás Gómez de Torices, y Marcelo González, de común acuerdo se determinó hacer un libro de ordenanzas y para este asunto deseando acertar suplicamos a D. Tomás Martín Gutiérrez. nuestro párroco, nos diese su dictamen y así mismo pedimos su consentimiento a seis viudas que hay en el lugar, que son: Teresa de las Salas, Isidora Llamazares, María García, María González, Tomasa Suárez y María de Ferreras, quienes juntas con el dictamen del señor cura aprobaban y aprobaron dicho parecer de hacer dichas Ordenanzas, respecto de no las haber y sólo gobernarse el pueblo por las costumbres antiguas, éstas muy deterioradas y derogadas e interpretadas cada uno a su gusto.

Nombramiento

Por tanto, viendo el común consentimiento del pueblo, el señor Francisco Gómez de Torices, Regidor presente, pedida y otorgada la venia del concejo, nombró para hacer dichas ordenanzas y todo a lo ellas adherentes, a Juan Antonio Rodríguez, como fiel de hechos, Alonso Díez, José Rodríguez, y Alonso Ferreras y suplicó al señor cura para que junto a uno de los Señores Regidores y los cuatro arriba dichos, dispusiesen de librar los despachos correspondientes, dándoles el poder bastante, y advirtiendo los que fundasen dichas ordenanzas y sus capítulos sobre las costumbres antiguas más bien vistas y admitidas en este pueblo, y que no fuesen ni viniesen contra los preceptos divinos ni eclesiásticos ni contra las Reales Ordenas de Su Majestad Católica, que Dios guarde.

Aceptación

En virtud del nombramiento y prevenciones que ha hecho el señor Francisco Gómez de Torices, nuestro Regidor, decimos, nos. los nombrados que aceptamos dicho nombramiento y que haremos dichas ordenanzas con la mayor claridad que alcancen nuestros entendimientos fundando sus capítulos sobre las costumbres antiguas más bien admitidas y protestamos desde ahora para entonces que si en algún capítulo fuéremos o viniéremos contra algún precepto divino o eclesiástico, o contra alguna real orden de Su Majestad (Dios le guarde) o contra alguna de sus Reales Pragmáticas, queremos que sea de ningún valor y efecto y que se quite, chancille o borre el capítulo o capítulos que así fueren, pues no es nuestro ánima ir ni venir en todo ni en parte contra dichos preceptos ni Reales Ordenes; antes bien queremos y desde luego ofrecemos este libro de ordenanzas, que se nos manda hacer, a la censura de nuestros superiores. así eclesiástico como secular, para que añadan o quiten, aprueben o reprueben estas nuestras ordenanzas que las empezamos en la manera siguiente:

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